Día 2
Del himno “Akáthistos” a la Madre de Dios:
"Salve, oh cima encumbrada para la mente del hombre;
Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.
Salve, tú eres de veras el trono del Rey;
Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene".
Del Magisterio:
"María "sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de Él con confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (Lumen Gentium, nº 55).
Para meditar:
¡Cómo atrae la humildad de María! Contémplala en la Anunciación, turbada ante las palabras del Ángel, pero, al mismo tiempo, tranquila. Ella estudia, piensa y obra con decisión. Esa es la verdadera humildad: reconocer la voz de Dios, someter a ella su juicio y su parecer, y seguirla, aunque le cueste.
¿Imitas a María en su fiel cumplimiento de la voluntad de Dios?
Propósito:
Repite hoy junto a María las palabras: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".