«Se va a quemar la mano»
Los presentes creíamos que si estaba mucho tiempo con la bombilla asida a la mano se quemaría. Su madre decía: «Por Dios, que se va a quemar la mano
Los presentes creíamos que si estaba mucho tiempo con la bombilla asida a la mano se quemaría. Su madre decía: «Por Dios, que se va a quemar la mano
Conchita quedó extasiada; daba unas medallas a besar a la Virgen diciendo: «No llego».
Una tarde llegó a Garabandal un matrimonio con un buen amigo, que ya había estado presenciando una aparición, y que había dado una medalla para que la besara la Virgen; pero volvió con la duda de que la medalla estuviese besada
«El Sr. Damián, de Barcelona, había dado una cadena con una medalla y una diminuta cruz de oro a Conchita para que cuando estuviera en éxtasis se la diera a besar a la Virgen.
Entre las anécdotas, recogemos el siguiente relato de Maximina González. Se trata del anillo del esposo de María Luisa Salazar, de Bilbao.
Como bien supuso Simón, el padre de Jacinta, el día de la solemnidad de la Encarnación no podía faltar algo especial en las apariciones en Garabandal. Él mismo cuenta lo que sucedió el 24 de marzo de 1962.
El P. Ramón M. Andréu anotó este hecho extraordinario del que él mismo fue testigo.
Esta anécdota la cuenta David Toribio, uno de aquellos mozos que, en época de las apariciones de San Sebastián de Garabandal, custodiaban a las niñas de la curiosidad de los visitantes y las protegían frente a las aglomeraciones que se formaban.
Solo entonces se dio cuenta de que le faltaba la medalla de la amiga. Toda afligida exclamó: «¡Ay, Dios mío! ¡Qué gorda! Se perdió la cadena de Josefa».
La madre y otros familiares de Pilar Asenjo fueron testigos de las apariciones de Garabandal. Pilar nos cuenta sus recuerdos a través del Facebook de la película «Garabandal, solo Dios lo sabe». Su hermana Uca lo corrobora.
Este artículo fue publicado originalmente en www.peliculagarabandal.com
Don Gonzalo de Federico, médico militar, nos refiere la conversación que mantuvo con D. Isidoro Fernández Rodríguez, Teniente Coronel y Capellán Mayor Castrense, en la base aérea de Getafe (España), en la primavera de 1970. Don Isidoro explicó a don Gonzalo cómo las niñas de Garabandal consiguieron descubrir su condición de sacerdote, a pesar de haber llegado al éxtasis cuando este ya había comenzado y vestido con su uniforme de la Aviación española.
Un día apareció, entre los numerosos objetos que la gente llevaba para que la Virgen los besara durante la aparición, una polvera. La gente, e incluso las mismas niñas, se extrañaron al ver que alguien había puesto allí un objeto profano para presentarlo a la Virgen. ¿Cómo iba a besar tal objeto?
El 18 de junio de 1961, en la pequeña aldea de San Sebastián de Garabandal, cuatro niñas —Conchita, Mari Loli, Mari Cruz y Jacinta— recibieron sorpresivamente la visita de un ángel. Era el comienzo de unos acontecimientos que cambiaron radicalmente su vida y marcaron la de otros muchos miles de personas.